Presupuesto 2025: Más de lo mismo y menos para el pueblo


A pesar de la presentación del presupuesto para el año 2025, las críticas no se han hecho esperar. Expertos y ciudadanos coinciden en que el nuevo plan no refleja los cambios sustanciales que el país necesita para abordar los graves problemas que enfrenta. Por el contrario, la falta de variaciones significativas en el presupuesto general y en los ingresos, sumada al aumento en la asignación para el pago de la deuda, genera preocupación.

La percepción general es que la calidad de los servicios públicos seguirá deteriorándose, mientras que una mayor porción del presupuesto se destinará al pago de una deuda que, a lo largo de los últimos 10 años, no ha generado un impacto positivo en el desarrollo del país ni en la calidad de vida de sus ciudadanos. Los indicadores socioeconómicos se han estancado, lo que agrava aún más la situación.

Las políticas fiscales tienen el potencial de abordar problemas estructurales como la desigualdad, los bajos niveles educativos, la alta tasa de informalidad laboral y la baja esperanza de vida. Sin embargo, en Paraguay, el presupuesto parece servir más para perpetuar el despilfarro y los privilegios de ciertos grupos que para resolver los problemas de la población.

En un contexto de desaceleración económica mundial, Paraguay no es la excepción. El país debería desempeñar un papel activo para brindar certidumbre a los agentes económicos y fomentar la creación de empleo en sectores estratégicos. No obstante, la realidad es otra: la reducción de la pobreza se ha desacelerado, la desigualdad ha aumentado y el empleo no ha mejorado. La ciudadanía expresa un creciente descontento con los servicios públicos esenciales como el transporte, la educación y la salud.

La tendencia actual sugiere que esta situación difícilmente cambiará. A pesar de los incrementos presupuestarios, es poco probable que se produzcan cambios fundamentales en la gestión de personal, los sistemas de compras públicas y la forma de prestar servicios. Por ejemplo, un mayor financiamiento al transporte público no garantizará una mejora en la calidad del servicio si persisten problemas de planificación, conflictos de intereses y la ineficiencia del sector público.

La falta de inversión pública es otro obstáculo para la prestación de servicios públicos de calidad. Sin embargo, dado que una gran parte del presupuesto de 2025 se destinará al pago de la deuda, es poco probable que se amplíe la inversión pública.

El cambio climático representa una amenaza cada vez mayor para Paraguay. Las inundaciones, las olas de calor, las sequías y los incendios forestales son cada vez más frecuentes. No obstante, el país no cuenta con los recursos suficientes para adaptarse al cambio climático, lo que podría obligar a desviar fondos de áreas esenciales como la salud, el agua potable y la vivienda en caso de emergencias.

A largo plazo, Paraguay enfrenta desafíos estructurales como la escasez de energía, la falta de infraestructura de transporte, la necesidad de reformar el sistema educativo, y las deficiencias en el mercado laboral y la seguridad social. Estos factores limitan el desarrollo del país y lo mantienen en un estado de subdesarrollo.

Paraguay necesita una transformación profunda que vaya más allá del simple crecimiento económico y se centre en mejorar la calidad de vida de su población. Esto implica una revisión radical del contenido, la estructura y el tamaño del presupuesto.

El presupuesto para el año 2025 es una oportunidad perdida para abordar los problemas estructurales de Paraguay. La falta de visión y la perpetuación de prácticas clientelares ponen en riesgo el futuro del país. Es urgente que las autoridades escuchen las demandas de la ciudadanía y emprendan un camino hacia un desarrollo más justo y sostenible.


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